Compartir un problema con otras personas que están pasando por lo mismo nos ayuda a sentirnos mejor, porque cuando hablamos de lo que nos sucede dejamos de estar solos y notamos el cariño y la comprensión de aquellos que luchan cada día con ese problema.
No es algo que digamos así como así. Hay estudios que lo confirman, trabajos que ponen sobre la mesa los beneficios que tiene para un enfermo compartir sus problemas en foros y otras comunidades de usuarios. Un estudio de la Universidad de Utah sobre un conocido foro estadounidense ha señalado que este sitio, y la ayuda y el apoyo que sus usuarios proporcionan, hace posible que personas que padecen depresión mejoren su estado emocional. El equipo de trabajó analizó el lenguaje que empleaban estos usuarios y observaron la evolución de términos como «tristeza» y el uso de otros vinculados con la «emoción positiva», lo que pone de manifiesto que los usuarios que padecen este problema y que se mantienen activos en este foro se sienten mejor cuando usan este canal para hablar con otras personas que tienen la misma enfermedad mental.
Los foros, un complemento eficaz para la terapia psicológica
Hemos de decir que esto, hablar de lo que nos pasa con otras personas en el entorno virtual, no sustituye de ningún modo la terapia psicológica ni el tratamiento farmacológico, en caso de que un paciente lo necesite, pero sí mejora en cierta medida la situación de ese paciente. Es importante que aclaremos este punto porque el papel que juegan las comunidades de usuarios es destacado, pero en ningún caso ayuda a solventar el problema que solo un tratamiento especializado, diseñado y pautado por un profesional en salud mental, puede conseguir. Por tanto, los foros son un complemento muy valioso para aquellos que están recibiendo asistencia emocional, pero también para otros usuarios que no saben lo que les pasa, sienten miedo o desconocen a quién recurrir y necesitan hablar con alguien. En este último caso, los foros son herramientas muy útiles porque esos usuarios pueden conocer a personas como ellos y saber de primera mano qué tratamiento reciben para mejorar y cómo es su evolución. A consecuencia de esto, las posibilidades de que también busquen ayuda especializada es sumamente alta, y todo ello se lo debemos a la comunidad.
Uno de los motivos más claros por los que los foros resultan eficaces es que permiten que aquellos que tienen un problema puedan hablar sin temor a ser juzgados. Las personas que padecen un trastorno emocional se sienten, por norma general, muy solos en la sociedad. Tienen miedo de contar lo que les sucede, de sentir sobre ellos el estigma que persigue a todos los que tienen una enfermedad mental. Por ello, no es habitual que, fuera de la consulta del psicólogo, hablen de sus problemas con nadie, ni que compartan su enfermedad o el sufrimiento que esta les genera. El sentimiento de soledad y de falta de empatía que acusan y el temor a las críticas, las burlas y al aislamiento social persiguen a estas personas, hasta el punto de que les impiden abrirse a los demás para hablar de su situación. La normalización de la salud mental y de los trastornos que sufren muchas personas es una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Por esta razón, los foros se han convertido en el espacio perfecto para los pacientes que tienen problemas emocionales.
Detrás de un pseudónimo, que les permite ocultar sus datos personales e impiden su reconocimiento, los usuarios de comunidades se sienten seguros de hablar de sus miedos, de comentar sus problemas y de explicar cómo se sienten y qué síntomas tienen. También suelen explicar la terapia que están recibiendo, su evolución y otras cosas que les ayudan a desahogarse con gente anónima que está pasando por lo mismo o por circunstancias parecidas. Es esta condición anónima la que hace posible esto, y los mensajes de apoyo, las respuestas y los comentarios de otros usuarios alientan su estado de ánimo, que mejora de manera importante, porque ya no se sienten solos, ya no se sienten unos incomprendidos; hay personas como ellas, que tienen sus mismos problemas, miedos y preocupaciones, sus mismos trastornos. Con ellos comparten sus circunstancias sin sentirse raros, anormales o locos, pero, sobre todo, sin sentirse juzgados por lo que les sucede.
Internet: un canal muy útil para la salud mental
El hecho de que prefiramos contar nuestros problemas bajo un sobrenombre o apodo en internet evidencia la importancia que tiene este medio a la hora de relacionarnos con los demás. Pero también pone sobre la mesa la accesibilidad de la red, que llega a todos, incluso a lugares donde la asistencia sanitaria es complicada.
Debido a ello, la terapia psicológica ha evolucionado para adaptarse a esta nueva realidad y la mayoría de los especialistas en salud mental suelen ofrecer entre sus servicios la terapia online.
A día de hoy, casi todo el mundo tiene acceso a internet. Entra en las redes sociales, lee el periódico digital y consulta su correo electrónico. Los foros y lo que allí se cuenta son buena prueba de ello. Para facilitar el acceso a la terapia, los psicólogos ponen a disposición de los usuarios tratamientos virtuales para ofrecer ayuda y asistencia emocional a aquellos usuarios de la red que pudieran necesitarlo. Lo realmente importante es que estos profesionales conocen los problemas de esos pacientes y pueden ofrecerle tratamiento aun cuando su lugar de residencia o su disponibilidad no hace posible plantearlo de otra manera.
Especialistas como el Dr. Lucas Baker-Siroty llaman la atención sobre esta opción y las puertas que abre para el tratamiento de personas que padecen trastornos emocionales y que no pueden recibir asistencia física. Las posibilidades que ofrece la terapia online son inmensas. Pero además resultan útiles para el tratamiento de determinados problemas, como el insomnio, la ansiedad generalizada, la depresión, etc. Ello a pesar de que dichos expertos consideran internet como un espacio nocivo para la salud mental, por todos los trastornos que genera, desde adicción hasta baja autoestima, acoso, ansiedad… Y esto sin contar el problema que supone el acceso a información que, lejos de ser científica y veraz, introduce connotaciones negativas y radicaliza los síntomas de muchas de las enfermedades mentales. Porque cuando notamos que nos sucede algo, tendemos a buscar información en internet sin darnos cuenta de que cada persona es única, y cada problema es un mundo. Generalizar no hace más que incrementar la sensación de desasosiego de los usuarios, que se sienten identificados con cada síntoma que leen, lo cual produce más malestar.
A pesar de los efectos negativos, los profesionales también aceptan las ventajas que se esconden tras este sistema de comunicación. Internet es capaz de proporcionar ayuda psicológica a quien lo necesita con independencia de donde está, así como de crear canales de solidaridad que hacen posible que los que sufren algún tipo de trastorno mental puedan sentir los mensajes de ánimo y el apoyo y cariño de otros usuarios. A la larga, todo esto aumenta la autoestima de los enfermos, lo que se traduce en una actitud más positiva para afrontar su trastorno. Además, los pacientes ven que otros usuarios evolucionan de manera positiva y que logran superar su problema, y ello genera sentimientos de esperanza y optimismo, emociones que ayudan a que la enfermedad sea más llevadera y a que el paciente se encuentre más motivado para superar las limitaciones que su trastorno le genera.