Continuamente oímos hablar de la terapia online, pero no siempre sabemos en qué consiste realmente, cómo se desarrolla una terapia a través de este canal de comunicación, cómo es posible que el psicólogo pueda prestar un servicio eficiente y de calidad para superar nuestra ansiedad o una depresión por medio de internet.
Por eso, aún hoy la terapia online genera dudas y desconfianza entre muchas personas, incluso entre algunos profesionales que no están seguros de cómo comunicarse con sus pacientes por medio de la red. Es completamente comprensible que cuando tenemos un problema, queramos que el profesional que nos va a atender nos preste atención de manera presencial. Sobre todo, si tenemos ya una edad o si consideramos que nuestro problema es bastante serio como para poder solucionarse vía internet. Y es lógico, porque, como sucede con el médico cuando acudimos a su consulta con dolor de garganta, pensamos que nadie puede ayudarnos sin que antes nos realice un examen físico o nos ofrezca una atención en persona.
Está claro que no todos los problemas emocionales pueden tratarse por medio de este canal, o, al menos, no de manera exclusiva, pero, como ya hemos comentado en otra ocasión, la terapia online sí funciona de manera eficaz en el tratamiento de trastornos tales como la ansiedad o la depresión.
Por suerte, estas dudas y desconfianzas se van disipando conforme van avanzando las sesiones de terapia online. Para conseguir que tanto los pacientes como los propios psicólogos vean internet como un medio que ofrece muchas posibilidades en el tratamiento emocional, en Divan queremos explicar cómo se desarrolla una sesión de terapia online, qué materiales son los que se emplean para trabajar con el paciente y que debemos tener en cuenta antes, durante y después de cada sesión virtual.
¿Qué necesito para hacer terapia?
Dada la singularidad de la terapia, hay una serie de requisitos técnicos que son imprescindibles para poder recibir o brindar terapia online. El primero de ellos, como no podía ser de otro modo, es el ordenador, aunque, en realidad, vale cualquier dispositivo móvil que pueda tener acceso a la red.
A ser online, el segundo elemento indispensable que necesitamos es tener conexión a internet. Sin ella, será imposible contactar de manera virtual con el psicólogo. Pero no basta solo con tener internet. También debemos contar con un importante sistema de seguridad que haga posible hacer terapia online de manera segura, confidencial y privada. Por eso, el ordenador debe tener antivirus, cortafuegos, programas antiespías, etc. En el caso del psicólogo, debe contar, igualmente, con un programa de encriptado para proteger la documentación y datos de los pacientes que custodia, así como de un registro y un sistema de backup externo. Solo puede tener acceso él. Es decir, solo puede tener acceso él al ordenador de trabajo con el que ofrece terapia online. Además, este acceso tiene que estar protegido por contraseñas seguras que deberán cambiarse cada cierto tiempo.
Si la terapia se va a llevar a cabo mediante una aplicación o plataforma de terapia online, es necesario tener acceso a ella. Si no, profesional y paciente deberán contar con un sistema que permita desarrollar la terapia.
Por último, es recomendable que el ordenador o el dispositivo móvil tenga sistema de audio y cámara.
Qué debo saber antes de la terapia
Con la actual normativa europea en materia de protección de datos de carácter personal, los profesionales de la psicología están obligados a comunicar a sus pacientes el tratamiento que le van a dar a sus datos, así como el tiempo que los guardarán y los derechos que tienes estos para reclamar la cancelación, rectificación y oposición a dicho tratamiento y hacer efectivo su derecho de acceso a los datos.
Pero ¿qué pasa en el caso de la terapia online? El paciente tendrá que firmar un consentimiento para su tratamiento de datos. En dicho documento el psicólogo explicará qué tipos de datos recogerá, qué tratamiento realizará, dónde se guardarán los datos que recoja y por cuánto tiempo, y si los va a compartir con un tercero.
No vale con informar de lo que se va a hacer; con el nuevo reglamento de datos, que entró en vigor el pasado 25 de mayo, el consentimiento debe ser explícito, esto es, el paciente tendrá que firmar que acepta las condiciones. Ello no impedirá que en el futuro pueda ejercer su derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición, ni que quiera reclamar su derecho al olvido.
En el caso de la terapia online, algunos profesionales incluyen otros datos que el paciente también tendrá que firmar. Uno de ellos es que durante la sesión online solo estarán presentes el terapeuta y el paciente. Así, a priori, nos parece lo más obvio del mundo, porque nos imaginamos la escena de una sesión presencial, en la que únicamente están profesional y paciente, y nos parece normal. Pero la singularidad de la terapia en línea hace obligado esta especificación. La razón es muy sencilla: la información que se intercambia solo debe ser escuchada por psicólogo y paciente. Así que, por razones de privacidad y confidencialidad, tanto el terapeuta como el paciente deben comprometerse a que durante el desarrollo de la sesión online ambos estarán solos, que no habrá un tercero escuchando la conversación y vulnerando la privacidad de ambas partes.
Relacionado con ello, también se podrá incluir un punto que especifique la prohibición de grabar la sesión, ya sea por vídeo o por audio. Y este punto también sería aplicable tanto al profesional como al paciente.
En tercer lugar, se informará del canal mediante el cual tendrá lugar la terapia online: si se realizará vía Skype, si se llevará a cabo por WhatsApp, si el psicólogo usa una plataforma especializada y segura para el ejercicio de las sesiones virtuales, etc.
Por último, también se deberá especificar cómo será el método de pago. Actualmente, en las consultas físicas, los pacientes suelen pagar en metálico, aunque cada vez más vemos que se ofrece la posibilidad de pagar con tarjeta o mediante transferencia bancaria. La terapia online abre nuevas vías de pago. Al pago por tarjeta o a través de transferencia se une el pago por medio de plataformas especializadas en ello. Los profesionales que usan aplicaciones a través de las cuales desarrollan las sesiones de terapia online suelen emplear este medio para registrar también sus cobros.
Así pues, con todos estos datos, el paciente tendrá que dar el visto bueno al consentimiento y a las distintas especificidades que pueden aparecen en él. Como la terapia se hace a través de internet, toda la información que se intercambia entre el especialista en salud mental y el paciente se realiza por medio de este canal. Por eso, siempre insistimos, la seguridad es vital para que tanto la terapia en sí como el intercambio de datos se lleve a cabo con las máximas garantías posibles.
Toda esta información y documentación deberá ser enviada antes de la primera sesión.
Recogida de información
Tanto la terapia online como la presencial tienen un período inicial de recogida de datos. Ello tiene lugar durante las primeras sesiones y es imprescindible para el psicólogo, pues le aporta toda la información necesaria para conocer el problema del paciente: qué le pasa, desde cuándo le pasa, por qué le sucede, qué ha cambiado, etc. El profesional realizará una serie de preguntas personales que le ayudarán a valorar la gravedad del problema, las posibles causas, los síntomas…
Como decimos, es imprescindible por cuanto a partir de esos datos, a raíz de esa información, el terapeuta diseñará su plan de trabajo y el posterior tratamiento con el paciente.
En algunos casos podrá enviar ejercicios, cuestionarios y demás tareas para que el paciente trabaje. Esta información le sirve al psicólogo para estudiar otros aspectos, ver la evolución, conocer más profundamente asuntos que también pueden condicionar o incrementar el trastorno emocional del paciente.
Los documentos, encuestas y demás ejercicios que mande el terapeuta se pueden intercambiar de manera fácil, cómoda y segura, por correo electrónico.
Durante la sesión de terapia online…
Hemos hablado de qué debemos tener en cuenta antes de comenzar la terapia, qué es la recogida de información, qué tendremos que firmar… Ahora, una vez iniciada la sesión, ¿a qué debo prestar atención?
Cómo no, se debe verificar que la sesión se va a desarrollar por un canal seguro, es decir, en un entorno en el que se pueda realizar un tratamiento especializado bajo los parámetros de la confidencialidad y la privacidad. Relacionado con esta cuestión, la privacidad debe hacer alusión tanto a la propia sesión como al medio en el que se lleva a cabo. En este sentido, todas las sesiones deben ser privadas, sin terceras personas. Es decir, en el espacio físico en el que se encuentren terapeuta y paciente durante el transcurso de la misma no puede haber nadie presente.
Pero, además, debe ser privada en el medio, esto es, el canal elegido para la terapia online tiene que ser capaz de impedir que terceras personas accedan de manera virtual a la terapia. Como ya hemos adelantado, ello supondría una vulneración de los derechos personales del paciente y sería, por tanto, sancionable, tal y como recoge la norma europea de protección de datos.
Para poder desarrollar la terapia con total garantía el profesional aconsejará al paciente que este se encuentre en un espacio cómodo pero seguro, requisito en el que queremos insistir. Por eso, las sesiones deben llevarse a cabo en espacios tranquilos y alejados de otras personas; nada de hablar con el psicólogo desde el salón de casa con la familia al lado, o en la playa, para que los turistas que tenemos delante se enteren de todo. Y lo mismo es válido para el terapeuta. Aunque el tratamiento sea online, él debe atender al paciente en su despacho, en un espacio serio, discreto y aislado del personal de su gabinete o del resto de pacientes que esperan a ser atendidos.
La personalización es otro requisito inherente al tratamiento psicológico que también debe cumplirse en este caso. El especialista debe conectar con el paciente y establecer una comunicación fluida. Los profesionales que prestan terapia online suelen mantener una relación estrecha y cercana con sus pacientes para conocer de primera mano sus necesidades, sus miedos e inquietudes, sus problemas y las manifestaciones de sus alteraciones emocionales. Por tanto, en este sentido, una terapia online se desarrolla igual que una presencial, con la salvedad de que el medio virtual hace posible contactar con el paciente con independencia del lugar donde este esté.
En cuanto al tratamiento, las preguntas y encuestas que el psicólogo le ha hecho al paciente durante las primeras sesiones le sirven, como ya hemos dicho, para estudiar el mejor modo de trabajar con su problema. Por eso, la terapia siempre es personalizada.
Cada sesión tiene una duración de 60 minutos, a no ser que el experto en salud emocional crea conveniente trabajar más tiempo y quiera alargar las sesiones de un paciente. Del mismo modo, lo habitual es que se realice una sesión a la semana, pero todo dependerá de las necesidades de cada persona. Por eso, el profesional siempre se adaptará al paciente.
Durante la sesión el psicólogo ofrecerá al paciente una serie de herramientas para que este vaya recuperando, poco a poco, su bienestar emocional y pueda conseguir llevar una vida plena y completa. Para ello, puede servirse de material de apoyo, como vídeos, gráficos, audios… Pueden verlos y oírlos juntos en la propia sesión mientras lo comentan, o bien el especialista puede enviarle el material al paciente por correo electrónico para que él lo consulte antes de la siguiente sesión. Asimismo, si la terapia se desarrolla por medio de una aplicación o plataforma especializada, el paciente podrá tener acceso a su perfil o área privada donde podrá trabajar de manera segura con los materiales que el psicólogo le haya dejado previamente.
Por medio de este último canal, la intranet de la plataforma, tanto el psicólogo como el paciente podrán estar en contacto siempre que lo necesiten: el primero, cuando requiera ver la evolución del tratamiento y confirmar sus avances; el paciente, cuando necesite realizar una consulta o plantear una duda.
Qué hacer cuando termina la sesión
Una vez la sesión de terapia online ha finalizado, habrá que seguir una serie de pasos para preservar las medidas de seguridad necesarias. El primero, cerrar la sesión que habíamos iniciado para contactar con el paciente. Ya sea una plataforma especializada, ya sea un programa de mensajería o de vídeollamada, tendemos que cerrar la sesión para que nadie pueda acceder a nuestro espacio de terapia o ver nuestros datos.
Después, es recomendable pasar algún programa informático de limpieza para eliminar todos aquellos archivos que se almacenan en nuestro ordenador cuando estamos en internet.
En el caso de psicólogo, si el ordenador es compartido, para que la seguridad sea determinante y el equipo no se vea expuesto a ciberataques o a accesos ajenos a la terapia, será conveniente que haya hecho una partición del disco duro.
Una vez finalizada la sesión, el psicólogo podrá colgar en el área personal de la aplicación o enviar por correo electrónico materiales para que el paciente pueda trabajar durante la semana, así como bibliografía para que lea. Es muy importante realizar estos ejercicios, pues le sirven al especialista para estudiar la evolución del paciente, profundizar sobre un determinado aspecto, descubrir otras posibles causas para su problema, etc. Estos ejercicios podrán devolverse, una vez realizados, por medio del correo electrónico o bien subirse al perfil privado que tenga en la plataforma de terapia online. De este modo, el psicólogo podrá comenzar a evaluar estos materiales. Obviamente, estos ejercicios, cuestionarios… no serán compartidos por parte de ninguno de los dos fuera del entorno en el que se desarrolla la terapia en línea. Solo podrá acceder a estos materiales el paciente con su contraseña y el psicólogo con la suya.
Como vemos, el desarrollo de una terapia online no difiere demasiado del que se sigue en una terapia presencial, cuando un paciente ha acudido físicamente a la consulta. Ahora bien, en el caso de la primera, hay que tener presente que habrá cuestiones y elementos singulares que debemos respetar para que esta tenga lugar en un entorno seguro y privado, como la ausencia de terceros durante el transcurso de la terapia online, por ejemplo. Esperamos que, con este artículo, tanto los profesionales de la psicología como los propios pacientes descubran cómo se desarrolla una sesión en línea y se animen a probarla.